Por. María Mercedes P. de Beltrán
Acuda a pensamientos atenuantes, que te permitan ver de otra manera los acontecimientos que provocan la emoción. Por ejemplo, su vecino de casa/apartamento ha originado toda la noche un fastidioso ruido con una máquina, que no lo ha dejado dormir; y al amanecer, ya desesperado, usted lo telefonea y le dice algunas palabras rudas; y ... él responde presentándole disculpas y explicándole que tiene a su bebé en un lamentable estado de salud, por lo cual ha tenido que pasar la noche conectado a una máquina de diálisis para que le funcione el riñón. En ese momento, con seguridad, su ira deja inmediatamente de existir.
Durante una acalorada discusión , usted puede pedirle a la otra persona que dejen el asunto para otro momento y pasar a hablar con ella de un tema neutro preferiblemente de interés común.Richard Carlson - consultor de técnicas anti-estrés y autor de varios libros de crecimiento personal - recomienda un ejercicio que él personalmente pone en practica. Contar hasta 10, respirando profundamente y exhalando lentamente al tiempo que pronuncia número por número. "Lo que con ello se hace -explica el autor- es dejar la mente con una mini versión de meditación...es tan relajante que es casi imposible de tener ira una vez terminado" . La oxigenación asímismo, contribuye a dispararla.
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