1.- La fórmula básica. Los investigadores se han dedicado a
averiguar cuál ha sido la idea, el secreto que ha llevado al triunfo a los
grandes personajes de la historia. Y han encontrado una fórmula que todos los
triunfadores practicaron, y sin la cual no habrían llegado a ser grandes ni
famosos. Esta fórmula consiste en los siguientes puntos:
1.1.- Dirigir el pensamiento hacia una meta fija que desea alcanzar y
no desviar la atención de ella.
1.2.- Elaborar un plan para lograr conseguir esa meta, un plan cuidadoso
y detallado que se va siguiendo día por día, y que hace que nuestra actividad
sea organizada y llena de entusiasmo.
1.3.- Desarrollar un sincero deseo de realizar aquello que se quiere
conseguir. El deseo ardiente es el más importante motivador de las acciones. El
deseo de lograr éxitos consigue la costumbre de alcanzar éxitos.
1.4.- Adquirir una confianza grande en la ayuda de Dios y en sí mismo;
es decir tener confianza en sí mismo, en las propias capacidades y habilidades para lograr el éxito, rechazando toda posibilidad de que Dios nos deje solos y concediéndole muchísima mayor importancia a las cualidades positivas que se tienen que a las debilidades o a las posibilidades de derrota.
1.5.- Dedicarse a una acción tenaz e incansable para lograr obtener la meta que se busca conseguir, sin desanimarse por lo obstáculos, las críticas, las circunstancias adversas, o lo negativo que los demás piensen, hagan o digan. Esa energía concentrarla hacia la consecución de una meta, atrae enormemente las oportunidades, las cuales no se dejan atrapar por los que están sin hacer nada, pero se acercan generosamente a quienes se atreven a atacar, a trabajar fuertemente por conseguir el éxito.
2.- Usted es lo que piensa y será lo que desee ser. Esta fórmula, que es clave en la automotivación, está basada en el principio científico comprobado por psicólogos de todo el mundo que dice: "cada uno es resultado directo de sus pensamientos". Una persona es lo que piensa y puede llegar a ser lo que desea ser. Los sabios investigadores han demostrado que el ser humano únicamente utiliza el 25% ó 30% de su cerebro y que casi todos morimos sin haber estrenado las dos terceras partes de nuestra capacidad cerebral- De los trece mil millones de células o neuronas que tenemos en el cerebro, casi diez mil millones irán con nosotros al sepulcro sin que las hayamos hecho trabajar. Tenemos miles de millones de colaboradoras cerebrales listas a ayudarnos, pero nuestra pereza mental no nos dejó pensar y nuestro pensamiento no nos dejó desear en grande y morimos sin haber triunfado.
3.- No hay que dar golpes en el pecho del vecino. ¿Acostumbra usted a echar a los demás la culpa de lo malo que le sucede? pues por ese método no va a llegar ningún triunfo. Piense más bien: "¿Qué velas llevo yo en este entierro?". Un hombre dispuso entrar en esta sociedad maravillosa que se llama "Alcohólicos Anónimos" que a tantas personas ha librado de vicios y tristezas. Le recibieron muy amablemente y le preguntaron: "¿A qué causa atribuye usted el haberse entregado al alcoholismo?". Y l enfermo respondió: "pues miren, es que tengo una esposa que es una tatacoa, y una suegra que es una energúmena y...". -"No, no-, le respondieron los otros-. Por favor no le eche la culpa a los demás. Aquí no venimos a dar golpes en el pecho del vecino, sino en nuestro propio corazón. Lo importante es saber que culpa tiene usted en este asunto, porque mientras usted no reconozca su propia culpabilidad, no es posible comenzar su curación...". Pocos meses después aquel hombre estaba regenerado. Porque supo echarse a sí mismo la culpa de sus males, y fue más fácil encontrar las soluciones, ya que estaban en él y no en los demás.
Otro ejemplo lo mirar con el siguiente caso. -Llega la esposa a donde el psicólogo. -"Doctor, mi hogar está para destruirse". -¿Y a qué causas atribuye usted señora esta destrucción de su hogar?
-Pues doctor, es que ese hombre es un patán, un desalmado, un grosero, un...
-Un momentico - le responde el psicólogo-. Señora aquí no hemos venido a regañar a su esposo. Si él estuviera presente le reprocharíamos, pero como está ausente es tiempo perdido criticarlo. Lo importante es saber: qué culpabilidad tiene usted en este asunto, para poder orientar las soluciones a su alcance.
Poco a poco la señora va reconociendo que ella ya no es cariñosa, ni detallista con su marido. Qué le cantaletea por mucho tiempo por una misma falta cometida...que quizás ya no se arregla ni se esfuerza por serle simpática...que no ha rezado por él, ni se detiene a recordar cualidades que él tiene y los favores que él le ha hecho... y cuando aquella mujer se convence que en casi todos los casos la culpa no es de uno solo, sino de ambos y que si ella cambia y mejora, todo en su hogar cambia y mejora, la tragedia de su hogar se va convirtiendo en paz y calma, y más, si logra que su esposo consulte también al psicólogo y empiece a echarse a sí mismo la culpa de las malas acciones que ha tenido en su hogar sin recargarle toda la culpa al otro cónyuge.
P. Eliecer Sálesman
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